Cuando terminas de utilizar una herramienta o dispositivo digital, recuerda cerrar la sesión, tanto de Windows como del Office 365 o de cualquier otra aplicación.
Si dejas la sesión abierta, cualquier persona podría acceder a tu cuenta y comprometer tus datos. Esta práctica es especialmente importante en ordenadores públicos o compartidos con otros usuarios.
Cerrar la sesión es un paso sencillo que puede evitar muchos problemas de seguridad.